Lo reconozco, soy adicta al plástico y debería sentir vergüenza por ello. Sin embargo, me obsesiona demostrar que el plástico es un material demasiado valioso para ser desperdiciarlo.
Dicen que el primer paso para resolver un problema es reconocerlo. Soy como cualquier persona con problemas de adicción, no sé vivir sin lo que me hace daño.
Todo sería más fácil si mi adicción fuera solamente mía. Como cualquier adicto, me resulta fácil pensar que la culpa es de los demás. Honestamente, creo que la sociedad la que tiene una adicción al plástico, está en un punto totalmente descontrolado.
Ya es hora de reconocerlo como sociedad, deberíamos sentir vergüenza cuando utilizamos plástico. Bueno, habría que puntualizar y aclarar que el problema es el mal uso del plástico.
En algunos ámbitos, el plástico ha supuesto una evolución extraordinaria. Un ejemplo es la sanidad. Hay productos sanitarios que no se pueden comprender si fueran de otro material.
El problema de mal uso del plástico es el de un solo uso (evitable), como por ejemplo envases, cucharillas, pajitas, etc.
Si el uso de plástico de un solo uso fuera un problema moral, todo sería diferente. Recuerdo cuando se fumaba habitualmente en las aulas o en los hospitales. Esa mala costumbre es impensable en la actualidad.
El plástico de usar y tirar debería ser considerado tan irresponsable, y tan mal visto, como tirar el humo de un cigarrillo en la carita de un bebé. Deberíamos estar indignados, todavía no es así, pero llegará un momento en el que nos parecerá una barbaridad.
Utilizamos muchísimo plástico, demasiado. En cualquiera de sus formas es muy útil y barato para nuestros bolsillos. Aunque resulta carísimo para el medio ambiente.
El plástico es ligero, es fuerte y muy barato. Se adapta fácilmente a diferentes colores y formas. La palabra plástico proviene del griego «plastikos», que significa que puede moldearse. Tiene múltiples usos: en la construcción, en tecnología, en la ropa, en la distribución de alimentos, en la limpieza, en la higiene personal y en los servicios médicos sanitarios. Se ha convertido en una materia prima indispensable. Pero, gran parte del plástico se utiliza para hacer artículos de «usar y tirar», usados unos segundos, y enseguida son descartados. Pajitas y envases para alimentos, vasos desechables y envases de bebidas.
Los plásticos acaban en el medio ambiente: en el aire que respiramos, en el agua que bebemos, en nuestros ríos y en nuestros mares.
Estamos asfixiando la vida de las aves y de los animales marinos, cambia la química del suelo y libera toxinas.