Cuando veo envases de plástico, imagino una posible segunda vida. Los colores, las formas y sus texturas me llevan a un mundo imaginario.
Eso es lo que me pasó cuando vi estos envases de cerveza. Me pareció brutal que se tirasen a la basura. Comencé a pensar en la cantidad de cosas que podrían llegar a ser.
Muchos objetos de uso cotidiano como banquetas o mesas. Pero no pude evitar imaginar medusas y bancos de posidonia.
Ya sé que los envases de plástico pueden acabar con la inmensa belleza de nuestros mares, pero yo creo en la posibilidad de una transformación artística de esta basura.
Las proporciones de estos barriles no me permitían hacer medusas de largos tentáculos, pero el material se rizaba de un modo caprichoso al aplicarles calor.
En mi imaginación, las medusas nadaban en el Mediterráneo con vida propia.
Por encima de las algas, o bailando con los peces.
Esos seres imaginarios vivían solamente en mi imaginación, hasta que conseguí crearlos y sumergirlos en su medio.
Algún día, me gustaría que los peces pudieran nadar sobre las algas imaginarias, y las medusas cerveceras aprendieran la danza de sus hermanas marinas.
Quiero agradecer a Vicente Badía sus imágenes con las que he conseguido que mis figuras naden en en el mar.