Todas las obras que creamos los seres humanos deberían ser sostenibles antes y después de su creación. Desde luego, cuando se trata de obras efímeras, esto debería ser uno de los objetivos. Deberíamos ser como la naturaleza, donde nada se pierde y todo se transforma.
Me refiero a esos encargos para fechas o acontecimientos especiales y puntuales. Por ejemplo, la Navidad. Este año realicé un árbol con redes de pesca rotas. recogidas del mar por los pescadores de Valencia. Ese árbol estuvo ubicado en la Estación del Norte de Valencia gracias a las Tiendas de la Estación de Adif. Las redes las rescaté de los contenedores donde los pescadores las depositan para que puedan ser recicladas y convertidas en otros objetos.
En noviembre hice mi particular «recogida» de material en los contenedores del puerto de Valencia.
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Si deseamos que estas obras creativas y artísticas efímeras sean sostenibles, hemos de ir más allá y pensar en su vida, en lo que sucederá cuando ya no sirvan para el fin para el que fueron creadas. Este árbol lo desmonté. La estructura me servirá para otros proyectos, y las redes las volví a depositar en el contenedor de dónde las saqué. Es una pena que un árbol de Navidad solamente pueda ser utilizado un año. Pero en este caso era complicado su almacenaje.
Otro ejemplo similar a este es el árbol que realicé hace unos años reutilizando y reciclando bolsas de plástico. En este caso, cada año se renueva la decoración. El árbol se vuelve a utilizar un año y otro. La estructura es también similar. Se trata de unos aros concéntricos tapizados con las bolsas, de tal manera que cuando están plegados ocupan un espacio reducido, pero cuando se montan los aros sobre una pértiga (también extensible), puede alcanzar casi 4 metros de altura.
Estos son dos ejemplos de obras sostenibles. La primera opción está diseñanda teniendo en cuenta su posterior reciclado. La segunda, por su vida (más alla´de una sola temporada).