Este post es el sexto de las 7 publicaciones relacionadas con el proyecto Promoviendo procesos educativos para trabajar el ODS 12 «Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles» de la ONGD PETJADES.
Comenzó en noviembre de 2019 y tendría que haber terminado en marzo de 2020. Comenzó con una serie de formaciones a las familias de alumnos del centro sobre reciclado creativo de diferentes materiales, para posteriormente realizar un proyecto con el alumnado del centro liderado por las familias.
Después de haber impartido talleres con las familias en el centro escolar, llegó el momento de aplicar lo aprendido en un gran monumento. Se trataba del proyecto liderado por las madres y abuelas, y que estuviera realizado por todos los alumnos del centro.
Aprendieron técnicas para reciclar creativamente materiales de descarte como bolsas, botellas y tapones de plástico, papel de revistas y folletos y hueveras de cartón. Ellas decidieron crear unos monumentos imitando a la naturaleza: árboles, plantas, flores… Pero había un problema, las fallas deben quemarse para cumplir con su objetivo final. Sin embargo, el plástico no debería ser quemado. Por esa razón, solamente este árbol realizado íntegramente con madera, papel y cartón sería quemado. Las obras realizadas con plásticos, quedarían expuestas como si se tratase de un jardín que serviría para que los niños pudieran observar la degradacion de los diferentes plásticos. .

Jardín realizado reciclando plásticos. Falla Reciclada que no se quemará y se quedará para el estudio de la degradación del plástico.
Para la realización del sauce se utilizó como base un palet de madera, para el tronco se utilizaron tubos de cartón que luego se forraron con papel craft, para las ramas se usaron los restos de la poda de los árboles del centro educativo y para las hojas se realizaron guirnaldas con hueveras de cartón.
Los alumnos más mayores colaboraron colocando las guirnaldas que habían realizado en las aulas. Los más pequeños hicieron mariposas y libélulas con papeles de colores.
El trabajo estaba casi terminado. El árbol listo para ser el monumento fallero que se quemaría el día grande de la fiesta fallera, pero las restricciones y el confinamiento nos obligaron a «podarlo» para hacerlo más pequeño y colocarlo dentro del edificio. Allí es donde se quedará hasta que vuelva la normalidad en los centros escolares.
Ahora luce, sin niños, al lado de una ventana y debajo de una escalera.