Por diferentes razones, hace ya algún tiempo que el reciclado de plástico me está llevando a hacer piezas de bisutería. En mi publicación anterior ya comentaba la colaboración con Asun Oliver Ópticas y el nuevo proyecto en el que se ha embarcado: Reóptica y Rebisutería para el que he realizado piezas de bisutería reciclando piezas de descarte de las ópticas.
Por otra parte, hace unos meses hice una serie de bisutería que tiene el nombre de Tesoros de Colores. A partir de botellas y tapones de plástico realicé pendientes, broches, collares y anillos con bastante éxito.
En ocasiones, es el material que se descarta el que me hace llamadas de atención. Este es el caso de los tapones de botellas de color rojo. Los miro y pienso en corales marinos. Incluso, creo tener alucinaciones y me parece que los tapones me piden por favor que les ofrezca una segunda oportunidad.
Recortando, modelando, puliendo… Estudiando la manera de convertir en algo bello lo que muchos desprecian. Pero no estaba alucinando, me lo pedía el material (y eso no es nada habitual).
Pendientes con forma de aro, con forma de lágrima o de gota… Todo es posible. Al final, no lo he podido evitar. He hecho una serie muy pequeña de corazones. El color rojo se merece una figura diferente al resto de piezas de bisutería.
El material que podría ser basura, se convierte en un pequeño tesoro. Pero en esta ocasión me lo pedía a gritos el tapón. No estaba alucinando, una nota decía:
Recíclame, por favor
Lo he intentado, he querido reciclar esos tapones. Pero no me he limitado a depositarlos en el contenedor apropiado para que vuelvan a tener otra vida similar. Estos tapones tendrán otra vida, más larga, serán un pequeño tesoro con forma de corazón.
No te pierdas la próxima publicación en la que compartiré más bisutería hecha con botellas de plástico.
¡Hasta la próxima!